Dos manifiestos antimilitaristas contra las guerras

Creemos que son momentos de impulsar iniciativas conjuntas más que de señalar los matices particulares de cada quien, por eso como Gasteizkoak, en lugar de elaborar un texto propio, queremos unirnos a dos textos que se están moviendo desde el antimilitarismo tanto a nivel internacional como estatal, e invitaros a apoyarlos y difundirlos, así como a seguir con atención las propuestas que desde estas iniciativas vayan surgiendo.

Comenzando por lo más local, el primer texto se trata de ¡Insumisión a todas las guerras!. Manifiesto a favor de la objeción de conciencia y de la deserción en Rusia y en Ucrania. Y para adheriros a él, y seguir las convocatorias que van surgiendo, podéis hacerlo a través de la web que han habilitado: https://insumisionalasguerras.org/

El segundo es el Manifiesto contra la guerra, que surge a nivel internacional desde activistas de los movimientos sociales, trabajadoras y trabajadores, científicas y científicos, artistas y poetas de todos los países, desde un punto de vista claramente antimilitarista. Parece que la iniciativa ha surgido del equipo editorial de la revista Sozialgeschichte Online (https://sozialgeschichte-online.org/, Historia Social Online). Quienes deseen adherirse al manifiesto pueden hacerlo aquí: https://www.change.org/p/manifest-gegen-den-krieg, donde agregan que se agradece la distribución amplia del manifiesto.

Insemision-a-las-guerras

¡Insumisión a todas las guerras!

Manifiesto a favor de la objeción de conciencia y de la deserción en Rusia y en Ucrania

Somos quienes durante las últimas décadas del siglo XX y principios del siglo XXI participamos en la campaña antimilitarista contra el Servicio Militar Obligatorio y la Prestación Sustitutoria en el Reino de España. Fuimos decenas de miles de personas, apoyadas por millones, en una movilización popular histórica que conquistó el derecho a la objeción de conciencia y que acabó con la servidumbre vergonzosa de la «mili». Una comunidad desobediente y antipatriarcal que se enfrentó al reclutamiento forzoso, a miles de juicios, a la persecución y a la cárcel; y que se sostuvo gracias al apoyo mutuo y, en gran medida, a la lucha de las mujeres antimilitaristas. Ayer, como hoy, reivindicamos la insumisión a la guerra, y una humanidad liberada del autoritarismo y de los ejércitos. Luchamos entonces, y luchamos ahora, contra todas las injusticias que provocan las guerras y por la eliminación de sus causas.

Mientras los Estados adornan la barbarie de la guerra con su propaganda patriótica, insistimos en el derecho universal a renunciar a las armas y a que las personas decidan libremente su destino. Nadie debería verse obligado a elegir entre uno y otro lado del matadero.

El Gobierno ucraniano ha establecido el reclutamiento forzoso para los hombres de entre 18 y 60 años, convirtiendo en clandestinos a miles de jóvenes y adultos que se niegan a combatir, y a los que las bandas paramilitares detienen en controles de carretera y a la salida de las ciudades. El Gobierno ruso engaña y coacciona a los soldados para que no abandonen las filas de su armada. La Unión Europea niega asilo político a los desertores de ambos bandos, envía armas a la zona y anuncia el incremento de su presupuesto militar. La guerra acelera la crisis energética y medioambiental global, y amenaza aún más la economía de las personas vulnerables y de los países empobrecidos.

Nos negamos a obedecer pasivamente sin ofrecer resistencia. Nos negamos a compadecer a las víctimas de las guerras sin protestar. Rechazamos la masculinidad forjada en la figura y el mito del guerrero, la colonización patriarcal de nuestras mentes y cuerpos. No queremos convertirnos en seres dañinos y peligrosos, capaces de cometer toda clase de humillaciones y maltratos. No queremos ser cómplices de la violencia sexual contra mujeres de todas las edades, ni del asesinato de personas pequeñas, enfermas o mayores indefensas. Las soluciones que generan más violencia perpetúan la dominación.

EXIGIMOS el cese de la invasión rusa, la retirada de las tropas de ocupación, y el respeto a la voluntad de quienes viven en las diferentes zonas de Ucrania para decidir su futuro en libertad, respetando los derechos de todas las minorías.

EXIGIMOS que la Unión Europea y el Reino de España en particular acepten las peticiones de asilo de quienes desertan de la guerra o huyen del reclutamiento obligatorio, de acuerdo al derecho universal a la objeción de conciencia. Matar en una guerra no es un «deber cívico».

EXIGIMOS que la Unión Europea acoja sin restricciones a todas las personas que vengan huyendo de cualquier guerra que haya en el mundo. Rechazamos el racismo y la crueldad de las fronteras.

EXIGIMOS que cese el envío de armas y tropas de países de la OTAN a la zona, el desmantelamiento de los paraísos fiscales donde blanquean sus beneficios las industrias de armamento y las oligarquías europeas, y la desmilitarización del conflicto. Los crímenes de guerra anteriores de cualquiera de las partes no justifican ninguna intervención sangrienta más: echar más leña al fuego no es la solución.

ANIMAMOS a las poblaciones civiles de los territorios en guerra a resistirse al odio social, y a apoyar a los soldados y desertores que se nieguen a participar en la matanza.

APOYAMOS a quienes en Ucrania y Rusia se autoorganizan con fines pacíficos, emplean medios de lucha incruentos, practican la desobediencia civil y la defensa noviolenta, y padecen la represión política por oponerse a la guerra; en especial, a los movimientos antimilitaristas y feministas de aquellas tierras.

LLAMAMOS a organizar una red europea de apoyo a pacifistas y desertores que desobedezcan a la guerra en Ucrania y que sufran persecución política.

DESOBEDECEREMOS las leyes españolas y europeas las veces que haga falta, para acoger en nuestras casas a pacifistas y desertores de Rusia y Ucrania.

Acabar con todas las guerras es acabar con la dictadura del sistema económico capitalista que las provoca y se beneficia de ellas. Se equivocan quienes creen que alargar esta guerra de Ucrania, cuyos antecedentes más cercanos se remontan a 2014, traerá algún tipo de beneficio para nadie: solo servirá para producir más sufrimiento y para alimentar el fascismo en todos los rincones del planeta.

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Manifiesto contra la guerra

Activistas de los movimientos sociales, trabajadores y trabajadoras, científicos y científicas, artistas y poetas de todos los países!

Lo monstruoso sucedió: la guerra definitivamente ha vuelto a formar parte de nuestra vida cotidiana. Actualmente las grandes ciudades en Ucrania son convertidas en campos de batalla. Hombres pacíficos están siendo desgarrados por obuses y cohetes o enterrados por los escombros de sus casas. Quienes sobreviven los ataques bárbaros en sótanos o estaciones de metro son forzados a la fuga por el hambre, el frío, la falta de agua y la oscuridad. La barbarie está de regreso. Este infierno se ha estado gestando y desplegando desde hace más de 20 años: comenzando por Chechenia y Yugoslavia, después en Afghanistán, en Irak y hasta hoy día en Yemen, Siria, Libia y otras regiones del Medio Oriente. Ahora ha nuevamente alcanzado a Europa y ha tomado dimensiones catastróficas con la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania. Las aglomeraciones
urbanas habitadas por millones de personas fueron convertidos en la zona de combate más importante de ambos ejércitos.

El embrutecimiento de los conflictos militares tiene muchas causas. Es expresión de la rivalidad creciente de los poderes imperialistas que se fue desarrollando en los últimos decenios detrás de las fachadas de la globalización económica. Una vez más el sistema capitalista ha mostrado su cara de Jano. Por un lado optó por la lucrativa paz mundial de la cadenas de suministro y sistemas de información globalizados para reorganizar la explotación de las cadenas de suministro globalizadas y avanzarlas hasta los últimos rincones del planeta. Por el otro lado ha desencadenado luchas siempre más violentas por zonas de influencia geoestratégica. China, que ha combinado su proyecto transcontinental “Iniciativa de la Franja y la Ruta” con exigencias territoriales a Taiwan y el mar de la China Meridional, es un caso títpico. Otro caso típico son los EE.UU. Washington ha convertido sus contrincantes de Asia del Este a talleres externos de su propio potencial productivo, para asegurar su hegemonía mundial económica. Al mismo tiempo Washington está boicoteando el proyecto chino de la “Iniciativa de la Franja y la Ruta” a todos los niveles y ha tomado cualquier medida para socavar una relación económica pacífica entre China, Rusia y Europa. Al mismo tiempo la administración de los EE.UU. ha emplazado su sistema de alianza, la OTAN, contra la Federación de Rusia, para evitar la integración del sucesor del caído imperio soviético en una
Europa ampliada con un orden de paz estable y garantías de seguridad mutuas. El sabotaje al North Stream 2 muestra que la presión económica tiene la misma importancia como en el posicionamiento contra China. Lo que los EE.UU. han logrado en contra de Rusia ha tenido un efecto bumerang en relación a China y favoreció el ascenso de China a poder mundial rival. El tercer factor en la barbarización es el fundamentalismo islámico, una variante de anti-imperialismo profundamente regresiva que está anhelando una teocracia patriarcal. Estos desenvolvimientos llegaron a amenazar a la humanidad porque los partidos involucrados en el conflicto tienen acceso a material bélico que concentra en sistemas de armas convencionales un poder de aniquilamiento cada vez más grande debido a los avances tecnológicos del desarrollo capitalista.

Solamente con este trasfondo se entiende la guerra de agresión de Rusia desatada el 24 de febrero contra Ucrania. A través de este contexto se entiende la prehistoria. Al caer el imperio soviético, los EE.UU. se compraron el consentimiento ruso a la integración de la Alemania unificada en la OTAN con la garantía de desistir de la extensión de la OTAN hacia el este de Europa. Las oportunidades para una democratización y una apertura de Rusia en dirección a Europa eran favorables en aquel entonces. Pero después de algunos años estas oportunidades fueron desperdiciados. Desde 1997 la OTAN, jalando consigo a Europa, se extendió hacia el este de Europa, primero de manera subliminal y finalmente de manera abierta. El élite de poder ruso y la mayoría de la población percibieron esta exclusión como una humillación. También hubo tendencias contrarias hacia un acuerdo, en especial de Francia y Alemania. Pero la alianza especial entre los EE.UU. y los países de este de Europa los hizo fracasar. A través de esta altanería se crearon las condiciones externas en Rusia para la implementación de una estrategia revisionista e imperialista que fue propagada por partes de la élite del poder desde la caída de la Unión Soviética y que tuvo su auge en la era de Putin. De igual manera fueron despreciados las señales de aviso de esta trayectoria revisionista: la guerra de Georgia de 2008 y la anexión de la Crimea. Por el contrario fue impulsada la construcción de la infraestructura de la OTAN en Ucrania aunque desde 2014 el país ya se encontraba en una guerra civil con la participación indirecta de Rusia. Las maniobras conjuntas de las fuerzas armadas ucranianas con la OTAN en septiembre del 2021 hicieron cruzar una línea roja. El avance directo de la OTAN a 1.200 km de distancia de la frontera oeste de Rusia fue inaceptable para la élite del poder y de las fuerzas armadas en Rusia y se decidieron a ejecutar una guerra de agresión contra la Ucraina antes de que ésta formalizara su adhesión a la OTAN.

Estas consideraciones no son una apologética justificativa. La guerra de agresión contra Ucrania no puede legitimarse bajo ninguna circunstacia. Solamente se trata de aclarar que esta guerra de agresión catastrófica fue precedida de actos de agresión imperialista de parte del Oeste que provocaron en la Rusia de Putin una lógica geoestratégica común a todas las élites. Imaginémonos que la Federación Rusa hubiera acordado un pacto militar con Cuba y México y directamente en la frontera sur de EE.UU. estuviera construyendo une infraestructura militar dirigida contra ella! Esta comparación ilumina que no podemos tomar partido en este póker catastrófico de los poderes imperialistas. Estamos condenando de la mayor fuerza la agresión rusa. Pero también estamos rechazando las élites de poder del Oeste con toda firmeza. En vez de reconocer el fracaso de sus objetivos expansionistas desmesurados, están intensificando la escalación y están tanto impulsando una guerra económica como acciones militares de apoyo y suministro de armas.

Estamos conscientes que con este posicionamiento estamos actualmente representando una minoría diminuta contra todos los partidos y actores directos e indirectos de la guerra en Ucrania. Pero no podemos ceder nuestra identidad, nuestra orientación por las luchas sociales y emancipatorias por igualdad y autodeterminación a la lógica de la guerra imperialista y el cinismo de los belicistas en todos lados. También somos responsables que la carnicería militar, el asesinato de civiles, los bombardeos, las matanzas de hambre y las expulsiones de masas de la población en Ucraina cesen de inmediato y que la destrucción de las infraestructuras sociales se termine.

No podemos permitir que la OTAN y el Oeste hagan defender a Ucrania hasta el último ucraniano apto para el servicio militar y que el Estado Mayor ruso permita la muerte de miles de soldados, en su mayoría conscriptos. Pero tampoco queremos que nuestros hijos y nietos nos pregunten por qué no hicimos nada contra la extensión del conflicto en Ucraina a una guerra grande europea o un Armagedón nuclear. Debido al apoyo militar masivo de parte de los EE.UU. y la OTAN este peligro ha estado creciendo continuamente. No somos espectadores pasivos. Si la escalación aumenta, es posible que tengamos que enfrentar en las próximas semanas los horrores de la guerra de igual manera como lo tiene que hacer actualmente la población civil en Ucrania.

Nosotros exigimos:

(1) Un armisticio inmediato y la retirada de todas las tropas combatientes de todas las
aglomeraciones urbanas

(2) La retirada de las tropas rusas de Ucrania. El desarme y la disolución de todas las unidades paramilitares en el territorio ucraniano

(3) El fin inmediato del suministro de armas y de la participación encubierta de la OTAN en la guerra

(4) El levantamiento inmediato de las sanciones y el fin de la guerra económica

(5) El comienzo de negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania bajo el control de la OSCE. Garantías para la neutralidad indefinida de Ucrania y desmantelamiento de la infraestructura de la OTAN en Ucrania como contrapartida de amplias garantías rusas aseguradas por medidas internacionales

(6) Establecer Ucrania como estado de puente entre la OTAN/UE y Rusia bajo los auspicios de la OSCE. Contratos de reconstrucción y económicos bilaterales de Ucrania con la UE y la post-sovietica Unión Económica Euroasiática

Estamos muy conscientes de que estas demandas no se van a realizar en la medida en que no estén enforzados por los movimientos sociales, las clases trabajadoras y sectores críticos de intelectuales en un coordinado esfuerzo internacional.

Por eso la movilización de una amplia resistencia antimilitarista integrada de manera transnacional en las luchas sociales es urgente. Existen oportunidades para esta manera de proceder, como lo ha mostrado la integración de la resistencia contra la guerra de Vietnam en la revuelta social mundial a fines de los años 60.

Por eso proponemos los siguientes primeros pasos para la movilización de la resistencia:

(1) Parar el suministro de armas a Ucrania y los demás territorios de guerra a través de boicots

(2) Iniciar una campaña de objeción de conciencia en todas las fuerzas armadas que están involucradas en la guerra en Ucrania de manera directa o indirecta: incumplimiento de la notificación del llamado a filas, insubordinación, deserción de las tropas combatientes y de suministro rusos, ucranianos y de la OTAN. Establecimiento de un amplio movimiento de solidaridad para los objetores de conciencia

(3) Participar en las acciones de apoyo indistinto para todos los refugiados de Ucrania y los demás territorios de guerra y de guerra civil

(4) Es urgente tomar posición en contra de la desorientación del movimiento de paz y de protesta. Las manifestaciones de masa en todo el mundo y los intereses de las clases trabajadoras están dirigidos contra todos los poderes imperialistas y no pueden tomar partida unilateralmente. Su fin ha sido y es la superación de explotación, de subyugación patriarcal, racismo, nacionalismo, destrucción de la naturaleza y el cumplimiento de los derechos individuales y humanos. A eso ahora se ha sumado la lucha contra la barbarie revivida.

Es urgente que los contrarios a la guerra de todos los países se junten antes de que sea demasiado tarde. El peligro del uso de armas nucleares es real. Tenemos que hacer todo lo posible para evitarlo. Esta es nuestra responsabilidad frente a nuestro hijos y nietos!

14.3.2022

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