Al Alcalde de Gasteiz, de los taldes antimilitaristas

Antes de nada, Sr. Alcalde, quisiéramos agradecerle sinceramente la oportunidad concedida de tomar parte en esta iniciativa del Turno Popular que, lejos de poder considerarse una pura y simple maniobra política de maquillaje democrático institucional, se ha configurado ya en imprescindible mecanismo para que usted y el resto de responsables políticos conozcan de primera mano las demandas de la población y, tal cual es su vocación de servicio ciudadano, articulen las medidas necesarias para atender esas demandas, como reiterada e indubitablemente vienen demostrando tras los ya numerosos Turnos Populares habidos.

Hemos de aclarar que nuestra intención inicial era haber tomado parte en el Turno Popular del mes de julio, pero la inefable burocracia, por lo visto aún bastante presente en la Administración, nos lo impidió. El caso es que en estos meses desde nuestra primera solicitud hasta su materialización, nos hemos encontrado con que las “fuerzas del bien” han comenzado a imponer su “Orden Mundial” con la primera guerra del siglo que nos prometen “larga y dura” y, aunque ante ello nuestras preocupaciones locales pudieran parecer hasta frívolas, desde el convencimiento de que los militarismos globales nacen y se alimentan de los militarismos locales, creemos que es sobre éstos sobre los que prioritariamente como antimilitaristas debemos actuar.

Centrándonos ya en la cuestión que aquí nos ha traído, Sr. Alcalde, los grupos antimilitaristas de esta ciudad hemos de decirle que vemos con creciente preocupación el proceso de militarización que venimos observando en los últimos tiempos en nuestra ciudad, provocado o derivado, en gran parte, de iniciativas promovidas por usted o su equipo de gobierno.

Antes de decidirnos a solicitar nuestra intervención en este Turno Popular, Sr. Alonso, los grupos antimilitaristas hemos estado analizando detalladamente diferentes iniciativas desarrolladas por usted o su equipo de gobierno en los dos últimos años, intentando comprender las razones que a ello le han impelido y, tras una reflexión autocrítica sobre lo que en no pocas ocasiones han sido posturas maximalistas por nuestra parte, y desde el convencimiento de que no se pretende sino que nuestra ciudad refleje un “nuevo y moderno espíritu”, quisiéramos contribuir a él aportando una serie de reflexiones y sugerencias en cada uno de los campos que ya, sin más demora, pasamos a detallar.

Actos y maniobras militares en la ciudad:

Sr. Alonso, desde que usted preside esta Alcaldía las relaciones institucionales de nuestra ciudad con el estamento militar han experimentado un giro espectacular. Así, tras más de 10 años de una política municipal basada en la no colaboración con los ejércitos y el militarismo, propugnando, -y citamos literalmente- “una sociedad desmilitarizada capaz de luchar contra sus auténticos enemigos –la pobreza, el paro, las drogas, la incultura…evitando la realización en el término municipal de cualquier acto o parada militar”, hemos pasado en la actualidad a otra política basada en la autorización, colaboración y presencia municipal en maniobras militares desarrolladas en nuestra ciudad; la presencia de representación municipal en actos castrenses; la invitación a representantes castrenses a actos municipales oficiales y la cesión de instalaciones municipales para actos de conmemoración y exaltación de la presencia militar en Vitoria, como en el caso del Centenario de la presencia en Vitoria del Destacamento del Batallón de Flandes.

Creemos no equivocarnos al interpretar que esta nueva política no es producto sino de adaptar nuestra ciudad al espíritu del “Nuevo Orden Mundial” preconizado por los Estados Unidos y que, como podemos comprobar a diario, está siendo una utilísima herramienta para poner fin a la pobreza en el mundo, equilibrando las desigualdades entre países ricos y pobres y potenciando y protegiendo la capa de ozono y el medio ambiente planetario en general. No hay más que preguntar a las poblaciones irakí, balcánicas y ya también afgana, para comprobar cómo tras las intervenciones de las “Fuerzas Aliadas del Bien”, sus respectivos países han pasado a figurar en los primeros puestos de los diferentes rankings mundiales en Desarrollo Humano, habiendo desaparecido casi en su totalidad la miseria, el hambre y las enfermedades, y transformándose sus pueblos, ciudades y costas en objetivo de cientos de miles de turistas ansiosos de disfrutar de sus actuales paisajes idílicos.

Tampoco nos cabe duda de que, en el fondo, Sr. Alcalde, no pretende sino educarnos en una “cultura de la defensa” basada en el apoyo a unos ejércitos humanitariamente armados hasta los dientes, cuyas armas inteligentes distinguen con total precisión al verdadero enemigo de la simple ciudadanía, como lo demuestra el hecho de que en los últimos tiempos sólo el 90% de las víctimas de las “intervenciones humanitarias de los ejércitos pacificadores” haya sido población civil, y ello, además, como consecuencia de los inevitables daños colaterales que de vez en cuando causan, el inocuo uranio empobrecido o las juguetonas minas antipersonales y bombas racimo –que los alaveses explosivos tan bien conocemos- y que las poblaciones, a pesar de las reiteradas advertencias, se empeñan en pisotear y destruir.

Por todo ello, no podemos sino sumarnos al espíritu de los nuevos tiempos, y, en coherencia, proponer las siguientes iniciativas:

  1. Revisar la actual política de concesión de presupuestos y subvenciones a la cooperación, centrándola a partir de ahora en el apoyo y financiación de las intervenciones de los ejércitos humanitarios y, olvidando el ridículo 0,7%, incrementar nuestra aportación hasta el 3% que la OTAN propone como gasto recomendado en los presupuestos de Defensa. Además, así conseguiríamos aumentar el gasto militar de nuestra ciudad -en la actualidad calculado en unos ridículos 21.754 millones-, lo que nos permitiría ascender en el escalafón de las ciudades con mayor inversión en Paz y Cooperación, pues no hay que olvidar que los ejércitos y sus guerras no son sino la mejor forma de contribuir a la Paz y garantizar los Derechos Humanos
  2. Recuperar para Vitoria la imagen de ciudad de militares que en tiempos tuvo y tanto contribuyó a su desarrollo cultural, aportación que sin duda se incrementará en la actualidad dado el sorprendente coeficiente intelectual del nuevo ejército profesional. Con el mismo objetivo, y con vistas a preservar la presencia de la institución militar en nuestra ciudad, sugerimos que la prevista 5ª torre del Plan Especial de Renovación Integral del Casco Medieval sea una atalaya militar cedida gratuitamente a Defensa para que desde la cima más alta de Vitoria puedan los militares velar por nuestra seguridad y, desde esa privilegiada situación, disuadir con su presencia a acechantes invasores. Quinta torre militar que, además, los grupos antimilitaristas agradeceremos sinceramente ya que la desaparición del autodenominado gaztetxe –nuestro habitual lugar de reuniones- nos evitaría mantener el contacto perverso con las vagas, maleantes y delincuentes gentes que se refugian entre sus paredes con el malicioso e inaceptable objetivo de impulsar iniciativas autogestionadas, participativas y sin control oficial, lo que sin duda hace peligrar el orden jeráquico, vertical y autoritario que usted con acertado espíritu marcial propone.

Negociaciones y convenios con instituciones militares

En los dos últimos años se han desarrollado negociaciones con la institución militar para la devolución de terrenos (hablamos del antiguo hospital militar y de parte del acuartelamiento de Araka) que han dejado de ser útiles para las Fuerzas Armadas. Esos terrenos fueron en su día cedidos gratuitamente por las instituciones o expropiados por el Ejército, con indemnizaciones abonadas en su mayor parte por este Ayuntamiento quien ahora, sin embargo, en curiosa contrapartida, accede a abonar al Mº de Defensa cantidades multimillonarias por su devolución a la ciudad.

Igualmente, el actual gobierno municipal ha firmado convenios con el acuartelamiento de Araka para que los militares en ella destinados puedan disfrutar -en condiciones ventajosísimas en comparación con la población civil- de las instalaciones deportivas municipales, accediendo a ellas gratuitamente y haciendo repercutir ese costo tanto en las niñas y niños de 3,4 y 5 años a quienes se les ha empezado a cobrar por su acceso a las instalaciones de Gamarra, como con el importante incremento de las cuotas de abono y gastos de acceso y disfrute de las instalaciones a los que la ciudadanía tiene que hacer frente.

Estos agravios comparativos a favor de los militares son sin duda bien entendidos por la población vitoriana quien poco a poco va asimilando el verdadero alcance del eslogan “la defensa es a costa de todos”. Por ello, y profundizando en este concepto, nos atrevemos a sugerir una nueva propuesta:

  • Transmita a la población ese deber de contribuir a la Defensa haciéndole ver la necesidad de renunciar a ciertos lujos y caprichos superfluos, y ordene la paralización inmediata de las obras de construcción de viviendas en Salburua y Zabalgana ofreciendo desinteresadamente esos terrenos al Ministerio de Defensa y a la OTAN para su utilización como campos de maniobras, estudiando así mismo la posibilidad de que se constituyan en alternativa futura al injustamente denostado polígono de Bardenas, consiguiendo así que nuestra ciudad sea conocida internacionalmente por su colaboración a la paz al facilitar el ejercicio de la destreza y la puntería de los pilotos de bombarderos y aviones de combate que con sus modernísimas cargas tanto contribuyen al desarrollo de la estrategia de paz occidental.

Algunos usos y actuaciones de la policía municipal

En los últimos tiempos se ha podido constatar una nueva “filosofía” en las actuaciones de la Policía Municipal, como se pudo comprobar en el desalojo de la Virgen Blanca de aquellas personas que dañaban su estética y se autorrogaban el derecho de mostrar públicamente su desordenado y licencioso modo de vida.

Esta nueva filosofía policial ha venido precedida de una adecuada campaña de imagen (eliminando la sospechosa txapela) que en parte se vio importantemente dañada por la desfachatez de un detenido, gitano para más señas, que tuvo el mal gusto de morirse en dependencias policiales a causa de una inoportuna crisis nerviosa y un caprichoso ataque de asma, en absoluto relacionados con la actuación policial.

Entendemos que estas medidas deberían reforzarse con un paulatino incremento de la plantilla policial, hasta al menos quintuplicar su actual dimensión, pues bien es sabido que, en nuestras modernas y desarrolladas sociedades, el aumento del ratio policial es directamente proporcional al disfrute de derechos y libertades.

En la misma línea, pensamos que el propuesto modelo de policía de proximidad no debería definirse en torno a zonas o barrios de la ciudad, sino centrarse en esas razas, culturas, creencias religiosas, opciones políticas, grupos de edad, prácticas sexuales, usos idiomáticos, apariencias estéticas y niveles de ingresos que, sin duda, están en el origen de las actividades delictivas y que, por tanto, precisan de un nivel de control cuasi personalizado.

Para todo ello sería fundamental profundizar en la tendencia a la creación de una policía política, tal y como se ha comenzado a practicar en las entrevistas de las pruebas de selección para las nuevas plazas de policía municipal, pues sabido es que las dosis de obediencia ciega, jerarquía, sumisión al mando y dureza de sentimientos, imprescindibles para la configuración de una eficaz misión policial, no son precisamente virtudes presentes en la mayoría de nuestra juventud, ni valores que se potencien en la sospechosas ikastolas.

Profusión de cámaras de videovigilancia y control social

El Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz tiene en marcha un servicio de vigilancia mediante nueve videocámaras de alta definición. La transmisión de la señal de estas cámaras es recibida en dependencias municipales por nueve monitores y una pantalla gigante desde las que se contempla la ciudad en su práctica totalidad.

Al mismo tiempo, en nuestra ciudad contamos con no menos de 500 cámaras fijas instaladas por cuerpos policiales y compañías de seguridad. Si a esto le añadimos la pretensión del Ayuntamiento de grabar en vídeo las reuniones con los grupos y movimientos sociales con vistas a elaborar fichas con todos ellos, parece que la profecía orwelliana del Gran Hermano se torna realidad en nuestra ciudad.

Sin embargo, desde el convencimiento de que la ciudadanía honesta no tiene nada que ocultar y debe poner su intimidad al servicio de la seguridad colectiva, sugerimos la instalación progresiva de cámaras fijas en cada una de las viviendas particulares vitorianas, lo que, siguiendo la política de modernización emprendida por el actual consistorio, nos permitiría actualizar la versión orwelliana a la del concurso televisivo de moda, con la ventaja añadida de que, mensualmente y por nominación popular, podríamos expulsar de nuestra ciudad a aquellos de nuestros conciudadanos y conciudadanas cuyos comportamientos y actitudes nos hayan parecido más reprobables o lesivas para el modelo alavés que se pretende exportar.

Sr. Alcalde, no quisiéramos abusar de su paciencia. Sabemos de sus muchas responsabilidades y del consiguiente valor de su tiempo. Por eso quisiéramos eximirle de cualquier tipo de contestación a nuestras reflexiones y sugerencias –que sin duda estudiará concienzudamente-, desde el convencimiento de que habrá podido comprobar cómo los grupos antimilitaristas de su ciudad hemos comprendido y asumido su filosofía, la cual, como en nuestras sugerencias de hoy, alumbrará nuestras próximas actividades e iniciativas. Confiamos en que aprovechando las estrechas relaciones entre su amigo Aznar y el Superpresidente Bush le haga llegar a éste nuestra disposición a participar en cualquier “nueva cruzada en defensa del Imperio del Bien”. Por todo ello queremos públicamente mostrarle nuestro más sincero agradecimiento, al mismo tiempo que confesar nuestra esperanza de que siga profundizando en las vías de actuación emprendidas, máxima garantía de que algún día, a no mucho tardar nuestra ciudad será reconocida internacionalmente como pionera en la práctica de las modernas formas de militarización social que de usted hemos aprendido y que aquí hemos intentado reseñar con admiración. Muchas gracias por todo ello.

 

Colectivo Gasteizkoak y Kakitzat

Intervención antimilitarista en el turno popular del Ayuntamiento el 19-10-2001

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