Algunas nuevas claves del militarismo
Las siguientes reflexiones no pretenden sino dibujar en sencillas pinceladas algunas de las claves del llamado “Nuevo Orden Mundial”, intentando remarcar su decisiva repercusión sobre el militarismo de hoy en día, esperando tengamos los suficientes reflejos para tenerlas en cuenta en nuestros análisis y reflexiones antimilitaristas.
LA MUNDIALIZACIÓN (O GLOBALIZACIÓN) E INVISIBILIDAD DE LOS ACTUALES CENTROS DE PODER
Desde hace ya unos cuantos años (bastante de “tapadillo”) los centros de decisión del “Poder” se han ido desplazando desde los gobiernos de los diferentes Estados a otras estructuras de carácter económico, financiero y comercial (Banco Mundial -BM-; Fondo Monetario Internacional -FMI-, Organización Mundial del Comercio -OMC, y antiguamente GATT-;…) que imponen a los “tradicionales poderes políticos” (gobiernos y partidos que aspiran a presidirlos) líneas de actuación económicas que condicionan decisivamente toda su política.
Las consecuencias más directas de ello (al menos al nivel que aquí nos interesa) son:
- Lo que podríamos definir como la pérdida de la “soberanía” de los gobiernos estatales que han de hacer coincidir sus política con las señaladas por esos centros de poder económicos, so pena de quedar “excluidos del sistema” (sería el caso de la actual “corriente” de profesionalización de los ejércitos y modernización del armamento)
- Directamente relacionado con lo anterior, la casi total imposibilidad de diferenciación entre progresista/conservadora de las políticas ejecutadas por los partidos gobernantes o aspirantes a gobernar (por ejemplo, PSOE y PP han mantenido la misma política en cuanto al incremento del gasto militar hasta el 2% del PIB, la incorporación a la OTAN, el apoyo a la industria militar,…).
- El actual Intervencionismo, Imperialismo o Neocolonialismo, ni es militar ni visiblemente mortal . En líneas generales, es económico, múltiple y cotidiano (es decir, se realiza día a día, sin un día “D”, y en muy diferentes lugares del planeta a la vez).
- La invisibilidad de estos nuevos centros de poder. Es decir, nos encontramos con un Poder sin caras ni nombres (¿quién sabe ponerle nombres propios o caras a quienes se esconden tras siglas como FMI, BM, OMC, Maastricht…) con “armas” imperceptibles o incomprensibles (“de repente” estamos en crisis, o la moneda de un país se debilita o refuerza, la bolsa sube o baja espectacularmente…), sin localización física conocida (paraísos fiscales “ubicados” en remotas islas, duros “ataques” a la peseta provenientes de operaciones especulativas que no se sabe de dónde vienen…), y sin nacionalidad concreta (las grandes multinacionales, los grandes poderes financieros, además de manejar cantidades de dinero muy superiores a los presupuestos de muchos Estados, están compuestos por gentes de diversas nacionalidades; un ejemplo cercano, el actual dueño de EXPAL, Pallas Invest, es una sociedad de capital internacional con sede en Luxemburgo, pero de la que forman parte bancos, compañías de seguros, inversores industriales y financieros franceses, suizos, japoneses y canadienses principalmente. En definitiva, se hace prácticamente imposible “conocer” o identificar al “enemigo”, al “responsable”, y sin conocerle es muy difícil “combatirle” o hacerle frente.
EL NUEVO PAPEL DE LOS EJÉRCITOS
El panorama descrito exige inexorablemente una readecuación del papel que hasta ahora venían desarrollando los ejércitos. Esta readecuación se sustenta en las siguientes razones:
- La paulatina pérdida desde hace años de la función de los ejércitos estatales como “garantes de la seguridad nacional” ante la amenaza de agresiones externas (al menos en lo que respecta al llamado “mundo occidental”).
- La desaparición del Pacto de Varsovia, deja una clara situación de hegemonía militar del llamado “bloque occidental” que, de hecho, pasa a “encontrarse sin enemigos aparentes”.
- No son las intervenciones militares (con sus cargas de violencia, sangre, muertes y destrucción absolutamente palpables y “televisibles”) la “herramienta” preferida por los actuales poderes para imponer su colonialismo intervencionista, sino las “herramientas” mucho más sutiles y aparentemente “inocuas” (a la larga mucho más asesinas y destructoras) que ya hemos señalado.
- También han perdido su función de control interno (de igual modo en buena parte por la “aparatosidad” que supone su utilización para estos menesteres) que ha pasado a depender de los cuerpos policiales (policías privadas incluidas) y de las “democráticas” (pero implacables para con l@s potenciales subvertidor@s del “orden establecido”) reglamentaciones legales y actuaciones judiciales (luego ahondaremos en el tema).
Todo ello conduce a que nos encontremos con que las funciones de los ejércitos hoy en día podrían resumirse en dos grandes bloques (volvemos a recordar que nos referimos al llamado “Primer Mundo”):
- Los ejércitos “pacificadores” y sus intervenciones “humanitarias” para “resolver” los conflictos de “los pobrecitos países subdesarrollados” o de aquellas zonas en las que los “peligrosos nacionalismos exacerbados” han escapado al control de sus gobiernos, reservando estas espectaculares y televisadas “acciones humanitarias” a los ejércitos de los países a los que, bien por necesidad de lavar la imagen de sus ejércitos (el caso español en general y el de los legionarios en particular) o por contar con intereses geoestratégicos en la zona en cuestión, terminan “rentabilizando” sus grandes costes.
- “Garantes del Nuevo Orden Mundial” (capitalista y occidental habría que añadir). Es el papel que las grandes potencias, nucleadas alrededor de la OTAN se reservan a la hora de intervenir militarmente en aquellas zonas en las que se vea peligrar sus intereses económicos (léase, por ejemplo, petróleo, materias primas…) y al que recurren por propia iniciativa arrogándose el papel de “guardianes del mundo civilizado” (el caso Kuwait-Irak es sumamente representativo).
EL CRECIENTE PAPEL REPRESIVO-POLICIAL
Dentro del nuevo contexto mundial, los principales riesgos para el irónicamente llamado “mundo occidental o desarrollado”, no surgen tanto de la amenaza militar de enemigo alguno (no hay nada ni nadie con capacidad para ello) sino de la “explosión del desorden” (en expresión de Ramón F.Durán) que se avecina en sus propias sociedades ante los efectos de las políticas económicas y sociales desarrolladas hasta el momento, y que en el caso europeo podríamos resumir en dos:
- Las grandes migraciones: Millones de ciudadan@s del llamado “Tercer Mundo” a quienes los intereses occidentales les han desposeído en sus propios países de sus materias primas, de sus rasgos culturales, de sus medios tradicionales de vida, a quienes se les ha esquilmado y envenenado el medio ambiente y condenado a un no futuro… y que como consecuencia, no tienen más remedio que abandonar sus zonas de origen y dirigirse hacia ese “Primer Mundo” en busca de las migajas que les puedan permitir sobrevivir.
- La conflictividad social interna: En la actualidad la exclusión social que padecen millones de ciudadan@s de los propios países “desarrollados” por efecto de una políticas de capitalismo salvaje conduce -está ya en ello- a una conflictividad social galopante. Este hecho se acentúa notablemente en los últimos años en Europa por la progresiva desaparición del llamado “Estado del Bienestar” que no era sino pequeñas concesiones sociales de las “democracias capitalistas europeas” para intentar vender la “bondad” de su sistema ante la “maldad del sistema soviético”.
Es desde estas dos situaciones por ellos creadas desde donde surge su “necesidad” de reforzar la seguridad (la suya claro está) lo que significa ni más ni menos que mayor control policial (aumento de la densidad policial y de sus instrumentos de control, incremento espectacular de los vigilantes jurados…) y represivo, aunque eso sí, disfrazados de “democrático” (en nuestro caso se podrían señalar la “ley Corcuera”, el Nuevo Código Penal, la ley de extranjería, la ley de videovigilancia…), y todo ello justificado en la falsa y provocada sensación de “inseguridad ciudadana” y la necesidad de luchar contra el narcotráfico, el terrorismo, el crimen organizado y la inmigración ilegal.
Este nuevo panorama, aquí simplemente esbozado, exige, desde nuestro punto de vista, un esfuerzo del movimiento antimilitarista para incorporarlo a sus análisis, y para que de la adaptación a los “nuevos tiempos” puedan surgir estrategias más adecuadas que, eligiendo correctamente los objetivos que se persigan, consigan hacer frente a esa creciente militarización social que nos intentan imponer a toda costa. Nuevos retos que estamos segur@s sabremos asumir.
Estitxu Martínez de Guevara, en nombre de Gasteizkoak
Publicado en Egin el 23-09-1997