¡Manos a la obra!
Quisiéramos, como parte integrante de esa denominada “rica y dinámica sociedad civil vasca”, señalar en breves pinceladas algunos elementos preocupantes y posibles riesgos en el nuevo escenario político dibujado en Euskal Herria tras el proceso político-social vivido en los últimos meses, siendo conscientes de que ese escenario es producto de un proceso mucho más profundo del que a simple vista se observa (y pasará mucho tiempo aún hasta que consigamos conocer todos sus componentes), y de que su desarrollo y consecuencias políticas y sociales serán probablemente mucho más dinámicas y dialécticas de lo que habitualmente contemplamos.
Partimos de la base de que tanto el Acuerdo de Lizarra como la tregua de ETA, al mismo tiempo que han generado en gran parte de la sociedad vasca unos palpables sentimientos de ilusión y esperanza, han supuesto ya un tan positivo como esclarecedor logro: la reubicación del denominado “conflicto vasco” en sus verdaderas coordenadas, esto es, el problema político generado por el choque entre los intereses de un pueblo que, reivindicándose como tal, pretende determinar su propio futuro, y los de un Estado que, negándole ese derecho básico, trata de imponerle a toda costa sus propios modelos.
Y es precisamente en la euforia desmedida que, en ocasiones, parece estar provocando la nueva situación, donde puede tejerse la venda que nos impida divisar a tiempo los posibles riesgos y errores en los que los movimientos sociales y populares vascos podamos incurrir o cometer:
- Identificar final de la lucha armada con PAZ. Este pueblo, en el camino de diseño y construcción de su propio futuro, tiene abiertos -y así deben ser mantenidos hasta que no los resuelva satisfactoriamente- muchos otros frentes de lucha (contra la explotación, el neoliberalismo y el “nuevo orden internacional”; contra la exclusión social y la pobreza; contra el militarismo y el control social; contra el desarrollismo y la esquilmación de los recursos naturales; contra las imposiciones culturales; contra el sexismo, la xenofobia, el racismo, la homofobia, etc.,etc.) todos ellos presentes en nuestros pueblos y ciudades, impidiendo la construcción de una sociedad vasca de la que nos sintamos realmente orgullos@s.
- Es por ello que debemos evitar caer en el error de priorizar de forma exclusivista en los contenidos de la llamada “cuestión nacional” (soberanía, territorialidad…) olvidando las denominadas “cuestiones sociales”, más aún teniendo en cuenta que muchos de los que entre nosotr@s se ofrecen y postulan para gestionar un futuro pueblo vasco soberano, comparten intereses con quienes en el día a día nos impiden desarrollar la transformación social que pretendemos.
- No debemos caer pues en la trampa que nos tienden aquéllos que declaran que el actual “es el momento de los partidos políticos” y que la paz social es imprescindible para que puedan llevar a cabo con tranquilidad sus negociaciones. Debemos evitar delegacionismos y rehuir tentaciones desmovilizadoras, pues hoy más que nunca es imprescindible que sea la sociedad vasca la que reivindique y demande los contenidos y caracteres de esa Euskal Herria que pretendemos poner en marcha.
- La alegría y la esperanza ante una nueva situación que ponga fin a los innumerables sufrimientos y padeceres a los que se ha visto sometido este pueblo, no deben dar paso a una euforia ingenua, pues no hay que olvidar que en todas las negociaciones de “paz” que en los últimos tiempos se han gestado (El Salvador, Guatemala, Colombia, Balcanes, Sahara, Palestina…) dos han sido las partes que han firmado los acuerdos, y una tan solo quien los ha cumplido, imponiendo en la práctica, finalmente, los poderes establecidos sus propios puntos de vista. Ese y no otro es el modelo de pacificación que establece el “Nuevo Orden Mundial”.
- Por ello, precisamente, la sociedad vasca, lejos de relajarse, ha de saber poner en marcha nuevos mecanismos y formas de lucha para impedir que se le niegue su derecho a autodeterminarse como pueblo y como sociedad. Es en este contexto donde, quienes defendemos la desobediencia y la resistencia civil como instrumentos de lucha adecuados para el desarrollo y autodefensa de los intereses populares, nos encontramos con un reto ineludible, mucho más si tenemos en cuenta que la desaparición de la dificultad que suponía la convivencia de esta estrategia con la de la lucha armada, abre nuevos caminos y expectativas.
- Pero para que la resistencia y la desobediencia civil puedan configurarse como la estrategia de lucha común de la sociedad vasca dispuesta a autodeterminarse política y socialmente, es imprescindible un esfuerzo conjunto de todas las sensibilidades presentes en el tejido social y popular vasco. Esfuerzo que debe significar tanto una actitud mucho más comprometida y constructiva por parte de aquéll@s que hasta ahora en demasiadas ocasiones “mirábamos desde la barrera” limitándonos a cuestionar críticamente la estrategia de ETA en sus última fases, (por, entre otras razones, las dinámicas perniciosas a las que arrastraba a buena parte de la sociedad y tejido asociativo vasco) como también por esa otra parte del movimiento que, con no poca frecuencia, desarrollaba dinámicas impositivas o poco respetuosas con la multiplicidad y riqueza del variopinto movimiento asociativo vasco.
Todo lo cual, hace que iniciativas como el Primer Encuentro del Movimiento Popular Vasco que tendrá lugar el próximo 15 de Mayo en el barrio de Egia de Donostia, sean imprescindibles para sentar las bases de un mayor conocimiento, coordinación y puesta en común de debates y tareas.
En resumidas cuentas, de que los movimientos sociales y populares, y más en general la sociedad vasca, cuya fortaleza y decisión han demostrado en numerosas ocasiones, continúen profundizando y protagonizando la construcción de su propio futuro sin delegar en vanguardias armadas o políticas, va a depender que la actual situación socio-política creada tras la tregua de ETA y los acuerdos de Lizarra-Garazi constituya un incuestionable avance en el proceso de autodeterminación de este pueblo, o pase a ser un ejemplo más de la Paz de los poderosos, como tal, carente de justicia y negadora de la posibilidad de decidir y construir nuestro propio futuro. En Egia tendremos la oportunidad de ponernos manos a la obra.
Estitxu Martínez de Guevara, en nombre de Gasteizkoak
Publicado en Gara el 10-05-1999