Marcha a GAMESA por la conversión de las industrias militares
Mañana, domingo 26 de junio, a las 12,30 horas, y desde la Plaza de Bilbao de Gasteiz, partirá la 4ª Marcha pro la Conversión de las Industrias Militares de Euskal Herria.
Esta iniciativa partió –hace ahora cuatro años- de las Asambleas de Objeción Fiscal de Euskal Herria como forma de culminar las campañas de objeción fiscal a los ingresos militares, intentando dejar claro que la oposición al gasto militar debe ir más allá de la no contribución al sostenimiento del presupuesto del Ministerio de Defensa en nuestras declaraciones de la renta.
Tras las marchas a Explosivos Alaveses (Expal) en Iruña de Oka (Araba); Astra y Unceta en Genika (Bizkaia) e Industria de Turbo Propulsores (ITP) en Zamudio (Bizkaia), mañana exigirá la conversión del Grupo Auxiliar Metalúrgico SA (GAMESA) de Gasteiz.
Probablemente hay mucha gente que se pregunte el porqué de esta elección, y es que a pesar de ser Gamesa uno de los grupos empresariales más conocidos de Euskal Herria, siempre ha cuidado sobremanera (cone el apoyo implícito de las instituciones) el mantener lo más oculto posible el principal objeto del negocio de Gamesa: la industria para la guerra:
- Durante 1991 facturó más de 16.000 millones de pesetas en armamentos y material militar (un 90% de su facturación total, y de los cuales 15.000 pertenecen al capítulo de exportaciones), ocupando con ello el 5º lugar –en cuanto a facturación- entre las empresas del sector de Armamento y Munición.
- Sólo durante 1993, diversas instituciones vascas (Gobierno Vasco, Diputación Foral de Álava y Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz) han aprobado ayudas y subvenciones para Gamesa, por un total de 15.000 millones de pesetas.
Y es que el enriquecimiento rápido basado en las guerras y las muertes que ellas provocan, con una absoluta falta de escrúpulos (incluido el fraude y las ventas ilegales) han sido la política empresarial de Gamesa.
El presupuesto armamentista mundial –calculado en cerca de un billón de dólares por año- parece haber tocado techo; sin embargo, las instituciones científicas, industriales y burocráticas interesadas en perpetuar a cualquier precio la carrera armamentista, permanecen intactas, intentando convencernos del papel de “locomotora” industrial y económica que atesora la industria militar. Sin embargo, entre 1980 y 1991, la industria militar española absorbió un 37% de la invesión pública estatal y un 25% de la investigación pública, para sólo suponer un 2,3% de la producción industrial total y un 1,4% del empleo industrial, arrastrando, asimismo, unas pérdidas de 50.000 millones de pesetas.
Pero nuestra llamada de atención a la sociedad vasca pretende constatar la necesidad de trabajo colectivo –cada cual a su nivel- para desarrollar alternativas, enmarcadas en un necesario proceso de transformación social, que no signifiquen el cierre de esas fábricas y la eliminación de sus puestos de trabajo.
Para ello se hace imprescindible una decidida apuesta por una política de conversión del sector militar industrial, que sirva para que desde las instituciones, las organizaciones sindicales, la sociedad en general y los propios trabajadores en particular, aunemos esfuerzos con el objetivo de sustituir una producción centrada en las guerras, por otra verdaderamente acorde con las necesidades sociales. Es decir, una conversión entendida como operación de cambio social que, adaptándose a los criterios y necesidades civiles de producción, redistribuya esos exacerbados presupuestos militares, destinándolos a finalidades sociales cuyas carencias son evidentes.
El debate sobre la conversión ha empezado. La expansión militar de los años 80 parece haber llegado a su fin, y, al tiempo que se aleja la amenaza de guerra nuclear, hoy más que nunca debemos interesarnos por trabajar seriamente los aspectos económicos del militarismo.
En esta labor, todas y todos tenemos mucho que aportar, y, sin duda, la participación en la Marcha a Gamesa de este domingo, puede ser un excelente primer paso.
A. Escalante, J. Naves, A. Benito y M. Barroso, del Colectivo Gasteizkoak
Publicado en El Mundo, 27-06-1994 y Egin, 25-06-1994