Araka, otro expolio militar
La actual política de venta de terrenos y propiedades que lleva a cabo Defensa -terrenos y propiedades que en su gran mayoría fueron cedidos gratuitamente por las poblaciones, o fueron fruto de operaciones de expropiación forzosa- han supuesto ingresos de casi 2.584 millones de euros en los últimos años. El caso de Araka es otra muestra más de esta peculiar forma de ingresos para fines militares.
Especulación
Terrenos cercanos a la base militar de Araka. Araka, la base militar situada junto a Vitoria- Gasteiz, no es sólo aquel lugar de pesadilla donde miles de jóvenes fueron secuestrados para cumplir el servicio militar obligatorio en el CIR n.º 11, lo que ocurrió durante casi 40 años. Es también una crónica de casi medio siglo de demostración de poder fáctico militar. Hasta mediados de los ‘60 del pasado siglo Araka era una extensión con más de 700 hectáreas formada por eriales, monte bajo, pinares y fincas cultivadas -en su mayoría comunales-. Algunos de esos terrenos formaban parte del Catálogo de Montes de Utilidad Pública. A principios de 1964 el entonces denominado Ramo de Guerra, valiéndose de la autoridad plenipotenciaria que la dictadura militar franquista le otorgaba y de la sumisión servil que las autoridades civiles le brindaban, decide hacerse, por las buenas o por las malas, con esos más de siete millones de metros cuadrados de terreno, arrebatándoselos, por la vía de la expropiación forzosa, a sus legítimas dueñas: las poblaciones vitoriana y alavesa.
Tras un trabajo de investigación en los archivos municipales y provinciales -cuyos datos principales acabamos de publicar recogidos en el libro Araka y Desamparadas, expolios militares- hemos podido constatar que, en el menos malo de los casos, fueron las instituciones alavesas las que desembolsaron el 80% de los 24 millones de pesetas de la época que supuso la expropiación forzosa de Araka. En concreto, 14 millones el Ayuntamiento (5 en metálico y otros 9 mediante el pago de los gastos de agua y electricidad de los militares durante 8 años) y otros 5 millones la Diputación Foral. Decimos que “en el menos malo de los casos” porque el propio Ayuntamiento de Vitoria, como forma de hacer frente a esos 14 millones, barajó la posibilidad de aumentar en un montante parecido a esa cantidad (a la que denominó plusvalía, reconociendo explícitamente su ilegalidad) el pago de la factura que iba abonar al Ejército por los terrenos que éste poseía en el centro de Gasteiz -en concreto en Desamparadas-, y que iba a abandonar para instalarse en Araka. Para más escarnio, esos terrenos de Desamparadas habían sido cedidos de forma gratuita por el Ayuntamiento de Vitoria en 1893.
Veamos la reproducción literal de esa propuesta que aparece en el informe municipal: “El Ayuntamiento, en síntesis, negándose formalmente a la obligación financiera en relación con Araka, no tendría inconveniente en compensar al Ejército en cifras análogas a las negadas allí, en forma de exceso de precio por la adquisición de los solares netos que resulten de la planificación contenida en el Plan Parcial a aprobar, sobre los valores comerciales fijados en los Indices Municipales de Valoración del Suelo de Vitoria. (…) Con ello, y dada la diferencia entre ambas cifras 15.911.086,50 pts., queda comprobada la analogía que el mayor precio de compra implica en compensación con las cifras obligadamente negadas en relación con el C.I.R.”.
Pues bien, finalmente el Ayuntamiento de Vitoria no sólo pagó 14 millones para ayudar a los militares a hacer frente a la expropiación de Araka (que debería haber costeado el Ejército en su totalidad) sino que, además, terminó abonando al Ramo de Guerra, esos casi 16 millones de más en forma de plusvalía. Por eso, ahora que los militares tienen prácticamente en desuso la Base Militar, cada vez que se le ocurre a un partido político una genial idea para Araka y para ello proponen negociar con Defensa la compra de los terrenos, no podemos sino ver reflejada en la actual clase política similar comportamiento de sumisión a los militares al que practicaron hace 40 años las anteriores autoridades públicas.
La conclusión es evidente. El destino de Araka no puede ser más que su devolución absolutamente gratuita a las poblaciones a quienes legítimamente corresponde y a las que nunca se les debería haber arrebatado. Déjense los partidos políticos y las instituciones de someterse otra vez a la disciplina militar contemplando tan siquiera la posibilidad de financiar nuevos programas de armamento o cualquier otro gasto militar a cambio de Araka. Y váyanse de una vez los militares de Araka. O, mejor, desaparezcan de la faz de la Tierra.
Estitxu Martínez de Guevara, en nombre del Colectivo Gasteizkoak
Publicado en Diagonal el 10-01-2008
https://www.diagonalperiodico.net/global/araka-otro-expolio-militar.html